Eliminar el gap entre diseño y desarrollo

Eliminar el gap entre diseño y desarrollo

Eliminar el gap entre diseño y desarrollo 1920 1165 WonderBits


Eliminar el gap entre diseño y desarrollo

Hay un momento especialmente delicado en cualquier desarrollo de software: el paso del diseño al producto final.
Esta transición no tiene por qué ser problemática si hay coordinación, pero cuando diseño y desarrollo no van alineados, el resultado se deforma.
Lo que en Figma parecía milimétrico, equilibrado y claro, acaba implementado de forma desajustada, imprecisa y llena de pequeñas incoherencias.

Y entonces ocurre: el cliente se ve obligado a jugar a las 7 diferencias entre lo que aprobó y lo que ve en pantalla… solo que, esta vez, las diferencias no son solo siete.
Los botones no encajan, los márgenes se mueven por su cuenta, los textos gritan en negrita, y el responsive hace lo que le da la gana.
Lo que parecía profesional y sólido, termina desvirtuando el trabajo de todo el equipo.


Un mal reparto de roles

Durante años se ha asumido que diseño y desarrollo son fases secuenciales: el diseñador termina y entrega, el desarrollador interpreta y ejecuta. Pero esa visión no funciona en productos complejos, ni en entornos con equipos ágiles, ni mucho menos en empresas que quieren iterar y aprender con rapidez.

UX y desarrollo no son “departamentos” que trabajan por turnos. Son partes de un mismo proceso, y cuanto antes empiecen a colaborar, menos fricción habrá después.


¿Cuándo sabemos que hay un problema?

  • Cuando el diseño y la implementación visual no coinciden, y nadie sabe si es un error o una decisión técnica.

  • Cuando hay múltiples versiones del mismo archivo de diseño y no está claro cuál es la válida.

  • Cuando el feedback llega demasiado tarde y rehacer algo implica descartar horas de trabajo.

  • Cuando los estados, las transiciones o la accesibilidad no están contemplados, ni en el diseño ni en el desarrollo.


¿Cómo salvar ese gap?

Cómo eliminar el gap entre diseño y desarrollo y evitar errores, malentendidos y entregas desalineadas en proyectos digitales.

Nuestra forma de trabajar entre diseño y desarrollo no ha surgido por casualidad.
Es el resultado de experiencia directa, muchos proyectos y una decisión clara: no queríamos que el trabajo se diluyera o se reinterpretara en la última milla.
Hemos visto —y también vivido— lo que ocurre cuando los equipos no están alineados: entregas desajustadas, funcionalidades mal interpretadas, interfaces que no respetan la intención original. Y entendimos rápido que ese modelo no era sostenible.

Por eso construimos un enfoque distinto: colaborativo, continuo y transversal. Donde diseño y desarrollo dejan de ser fases separadas y pasan a formar parte de un mismo proceso.
Porque una buena idea merece llegar bien al producto. Y eso solo ocurre cuando los equipos construyen juntos desde el principio.

Y seguimos afinando. Porque aunque hoy trabajamos de forma mucho más coordinada, cada proyecto nos deja aprendizajes nuevos. Y eso es precisamente lo que hace que sigamos mejorando.


Algunas cosas que sí nos funcionan

1. Sincronización continua: daily + reuniones por fases
No hace falta tener reuniones eternas, pero sí hace falta estar sincronizados. Una daily bien enfocada para alinear prioridades, y reuniones breves por funcionalidad o etapa, nos ayudan a evitar desajustes.
Diseño y desarrollo deben tener claro qué se va a hacer y por qué, incluso antes de empezar.

2. Revisar juntos la funcionalidad
Antes de diseñar o desarrollar, revisamos la funcionalidad con representantes de ambos equipos —normalmente los responsables de diseño y desarrollo implicados en ese bloque.
Analizamos el flujo, los posibles bloqueos y los puntos sensibles. Entender bien lo que se va a construir evita interpretaciones y desperdicio de recursos. No es documentación, es conversación.

3. Prototipos interactivos, también para el cliente
No se trata solo de mostrar pantallas. Usamos prototipos navegables en Figma que permiten ver el comportamiento real de la interfaz: flujos, transiciones, estados.
Sirven para alinear internamente al equipo y también para que el cliente entienda con claridad qué va a recibir, sin necesidad de imaginarse nada.
Un diseño interactivo compartido es mucho más eficaz que cualquier documento funcional.

4. Diseñar con intención, no solo con estilo
El diseño no puede limitarse a la estética. Hay que dejar claro cómo se comporta la interfaz en condiciones reales: qué pasa si el contenido se alarga, si algo falla, si el usuario interactúa mal.
Sin ese contexto, el desarrollo se ve obligado a interpretar… y eso casi siempre sale caro.

5. Componentes compartidos, realistas y reutilizables
Diseñamos sobre sistemas que están conectados con el código. Eso permite trabajar con componentes reales, testear distintos estados y mantener la coherencia visual sin esfuerzo adicional.
Si algo no se puede probar, no está bien definido.

6. Validación progresiva
Revisamos el desarrollo mientras se construye, no después. Mostramos avances parciales aunque estén sin pulir, porque corregir a tiempo siempre cuesta menos que rehacer al final.
Es una validación colaborativa, no un control de calidad al cierre.

7. Una voz unificada ante el cliente
Diseño y desarrollo comunican lo mismo. No hay versiones distintas ni respuestas contradictorias.
La coherencia interna se refleja en la experiencia del cliente. Y confía más.

Herramientas que ayudan

  • Figma / Zeplin / UXPin Merge: Para asegurar que lo que se diseña se puede construir y mantener.
  • Storybook / Codux: Para ver el diseño en su versión real, navegable y testeable.
  • Slack / Notion / Loom: Para documentar decisiones, compartir ideas y evitar malentendidos en remoto.

En resumen

Un diseño no se entrega. Se construye. Lo visual y lo funcional son dos caras de la misma moneda, y cualquier separación excesiva entre ambas es una fuente probable de errores y frustraciones.

En WonderBits creemos en el trabajo conjunto desde el primer día. Porque cuando diseño y desarrollo colaboran de forma fluida, no solo ganamos tiempo y calidad. También construimos productos más coherentes, mantenibles y pensados para durar.

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